Juguetes bélicos | Bajen las armas
Un reciente proyecto que busca prohibir la venta de armas de juguete vuelve a abrir la polémica sobre el efecto que estos chiches producen en los chicos.
Aunque en nuestro país está prohibida la fabricación de armas de juguete que sean réplicas de las verdaderas, en algunos negocios todavía se pueden conseguir las importadas. Cierto es que hay menos y que no gozan de buena prensa. Cierto es también que la violencia se está desplazando a los juegos de pantallas. Pero los juguetes bélicos siguen estando al alcance de los niños y su uso lúdico o la voluntad de prohibirlos generan posturas que nos invitan a preguntarnos: ¿Está mal que juegue con un arma de juguete? ¿Qué hago si me pide que le compre una? ¿Esos juegos lo ponen más agresivo? Conversamos con una especialista en crianza y un psicólogo para conocer aristas de un tema que nos atraviesa tanto a grandes como a chicos.
Desalentar el consumo
El proyecto que busca prohibir la comercialización de armas de juguete que sean réplicas de las armas verdaderas fue presentado en septiembre en el municipio de La Plata por la concejal Lorena Riesgo: “Estamos tratando de no enseñarles a los chicos a jugar a matar porque entendemos que el juego tiene mucho que ver en la formación de los chicos. Es importante no tener un doble discurso porque uno como padre está todo el tiempo charlando con los hijos entorno a situaciones de violencia que permanentemente se muestran a través de la tv o estamos bregando por la paz y después paradójicamente le compramos un arma para que juegue a matarse”. Riesgo comenta que el proyecto generó debate en la ciudad especialmente entre quienes sostienen que haber jugado con estos juguetes en la infancia no implicó que luego de grandes usaran armas reales. “Nadie plantea que un chico que juegue con pistolas vaya a convertirse en un delincuente –aclara- simplemente se trata de que al vivir en una sociedad mucho más atravesada por hechos de violencia y por situaciones complejas es necesario que pensemos alternativas para el juego infantil y que dimensionemos lo que significa comprarles este tipo de juguetes”. Si no tenemos la posibilidad de comprar ese tipo de juguetes le compro otra cosa -un ajedrez o cualquier otro tipo de juego. Porque las armas habilitan ese doble discurso: está mal matar pero juego a que te mato. La funcionaria sostiene que lo la cuestión tiene que ver con una evolución social y que lo ideal sería que estuvieran y que nadie las comprara.
Los valores que hay detrás
Para la licenciada en educación y especialista en crianza Laura Krochik,comprarles a los chicos juguetes bélicos incentiva también el doble discurso delos adultos frente a los niños y señala que muchas veces los padres no están de acuerdo con que sus hijos los usen pero a veces termina siendo más fácil decir que sí que ssoter un no con fundamentos. “Porque cuando el chico pide el juguete, no comprarlo implica dar la explicación y eso significa tiempo,esfuerzo, comunicación; por ahí es más fácil comprarlo y dejarlo que juegue con eso aunque no estemos totalmente de acuerdo”, señala. Y aclara que lo que hace el niño pequeño es asimilar lo que el adulto le muestra como válido: “Si yo juego a matar patitos disparando con algo parecido a un revólver y cuantos más mato, más gano, lo que estoy enseñando es que vale matar un patito, un perrito o lo que sea. Y que además eso me da poder porque sumo puntos”. Krochik enfatiza que si los adultos alentamos a los pequeños a jugar de esa forma, lo que hacemos es aprobar y dar valor a esos modos de relacionarse, mostrándoles lo que vale y lo que no. “No necesariamente quienes juegan con armas de niños cuando sean adultos van a andar armados –agrega. Por supuesto que uno después va adquiriendo otras capacidades.Pero la realidad es que vivimos en una sociedad tan atravesada por la violencia que tenemos que necesitamos dejar de pensar estos temas de manera individual yver qué queremos enseñar a nivel social. No le puedo regalar un chiche bélico porque entiendo que no es el modo de vida que yo elijo para mi niño, ni para los niños del mundo, ni para los futuros adultos”.
En el marco del juego
Si bien coincide en que no es bueno incentivar la violencia en los niños ofreciéndoles juguetes que la fomenten, el psicólogo Álvaro López (estudioso del juego infantil) plantea que tampoco es bueno reprimir la agresión que el niño puede estar metabolizando en los momentos lúdicos. “Las tendencias bélicas están en la humanidad desde sus orígenes –explica- En determinado momento Einstein, que se sentía culpable porque su descubrimiento había posibilitado la bomba atómica, le escribe una carta a Freud preguntándole el por qué de la guerra. Freud le contesta una carta muy emotiva, donde señala que el ser humano tiene esta tendencia innata por lo cual es imposible erradicarla de la humanidad”. Con este marco general, López señala que si las actividades lúdicas de los chicos, ya sean con espadas, armas, revólveres, están en el campo del juego es parte de lo que hace el niño para ir sublimando sus tendencias destructivas o agresivas. Hoy en día tenemos proliferación de estímulos ligados a la violencia, películas, información en la tv y hay como una saturación de eso para los chicos. “Si me preguntás si es bueno o es malo que jueguen con armas, te diría que depende de qué se trate el juego. Es malo que jueguen con armas de juguete si no está enmarcado dentro de un campo lúdico y esto empieza a tener una identidad de chicos que juegan con armas efectivamente agresivas, yo diría que no está bueno, no es algo interesante para los chicos. Pero si se puede enmarcar y es parte de un juego, son las cosas que hacen los chicos”. López señala que el problema no es de los chicos sino de los valores de una sociedad y que más que pedirles a los chicos que hagan una renuncia a un tipo de juego tendríamos que pensar nosotros que les ofrecemos a ellos como juego. No poner del lado del niño algo que es un tema de los adultos. Respecto a los videojuegos, también plantea que debe haber un control de parte de los adultos, ya que muchos tienen un contenido fuertemente agresi voy hostil que si los chicos lo practican anticipadamente estarían haciendo cosas que no pueden manejar. Para López el problema no se erradica con prohibiciones sino pensando qué valores estamos transmitiendo a los niños. “Es común escucharen mesas o en reuniones “me voy a comprar un arma”. El chico está expuesto a ese mensaje. Más que pedirle que renuncie a un juguetito por qué no le decimos al papá que no hable en esos términos a sus hijos. Ese es el sentido que yo trato de darle a esto, no pasarle el fardo a los chicos sería que el papá no esté pensando en matar al tipo que viene a asaltarlo o el ladrón no piense que tiene que asaltar a alguien para hacerse de un dinero. Es un trabajo muy arduo,es muy profundo, atañe a la sociedad y yo diría, dejemos a los chicos tranquilos. La responsabilidad es de los grandes, pedirles a los chicos que hagan una renuncia sería ubicarlos en el lugar de los grandes. Para los chicos las cosas tienen que tener un valor lúdico”.
Recuadro 1
¿Qué estamos regalando?
Cuando somos los adultos quienes les proveemos un juego a los chicos que tenga que ver con un acto violento lo que estamos haciendo es reforzando que eso vale, que eso está permitido y es un modo de expresión, de comunicación, de vida, que nosotros aprobamos como adultos. Cuando le regalamos una pelota le enseñamos apatearla, le estamos enseñando que vale el deporte, que vale la destreza física, que vale el juego, la competición, meter un gol, festejar. Y cuando le regalamos una muñeca, que vale acunar, que vale hacer de cuenta que le damos la teta, cambiarle los pañales, hacerla dormir. Cuando le regalamos un arma, lo que le estamos enseñando es lo mismo. Y me parece que no todavía no tenemos una clara conciencia de lo que significa regalarle a un chico un arma, un juego bélico o permitirle jugar a videojuegos donde matan gente o animalitos todo e ltiempo.
Por Laura Krochik, Lic. en Educación y especialista en crianza
Recuadro 2
Permitir las luchitas “en jugando”
Al niño no es que hay que reprimirle la violencia si está dentro del juego, se debe reprimir cuando ya no es juego, cuando agarran a un compañero y le pegan,lo maltratan o cuando se maltratan los hermanos. Por supuesto que no se puede incentivar la violencia del niño. Pero el juego es juego, justamente es un lugar donde “en jugando” se pueden desplegar cosas que en la realidad no tienen lugar. De la misma manera que cuando uno va al teatro y ve una representación.Ahí uno ve una expresión artística que sirve para metabolizar algunos temas. El juego infantil es lo mismo: es un espacio donde el niño metaboliza sus tensiones. Decirle que no juegue con un arma sería coagularlo y no permitirle que metabolice ciertas cuestiones agresivas, hostiles que tiene como niño. Es muy clásica la pelea entre un padre y un hijo, jugar a la luchita, a la pelea. Yuno no diría “en mi casa no permito que mis hijos jueguen a eso”. En realidad,poder jugarlo es lo que le permite al chico ir controlando sus impulsos,medirlos, encontrar la oportunidad, saber soportar una situación de cierta tensión. Eso después se ve reflejado en otros ámbitos de la vida. El chico tiene que practicar esas cosas para encontrarle la medida. Sería hipócrita desde el lado de los adultos reprimir al niño diciéndole “no juegues a eso” o “no se juega así”. No le propondría a un chico que juguemos a matarnos pero probablemente él en algún momento de su vida juegue a algo de eso, a liquidar,a matar, a agredir, a cortar, a romper. Si está enmarcado como un juego y el adulto está como garante de juego, es parte de la creatividad del chico.
Por Lic. Álvaro López, psicólogo especializado en clínica infantil
Recuadro 3
Armas, ni de juguete
Dentro del programa de Entrega voluntaria de armas de fuego del Renar (Registro Nacional de Armas) que busca reducir la circulación de armas en la sociedad civil, existe uno pensado para que los chicos que así lo quieran puedan también llevar sus armas de juguetes, intercambiarlas por otro chiche y destruirlas en la misma prensa hidráulica que se utiliza para romper las de verdad. www.desarmevoluntario.gov.ar