La Isla de los Inventos: una fábrica de afecto
Es un gran centro cultural para chicos y grandes emplazado en la antigua estación de trenes Rosario Central, de esa ciudad. Invita a hacer un viaje creativo y lúdico por talleres en los que se cruzan las ciencias, la tecnología, las artes y los oficios. Y a conocer disfrutando.
Dos nenas corren entusiasmadas al taller en el que un coordinador les enseñará a hacer papel reciclado, pero se frenan antes de atravesar la puerta de hierro, frente al taller de esculturas en metal: “Avisemos a nuestras mamás que vamos a estar acá”. Y vuelven y les gritan a sus madres y corren de nuevo hasta la fábrica de papel. Ahí, el docente las ayuda a armar una hoja a partir de pedacitos que otros chicos trozaron a mano. Ellas escurren las hojas fabricadas, apretándolas en una morsa y las ponen a secar en estantes de alambre. En otra mesa de trabajo, una seño las invita a teñir papel con aceites de colores que las chicas mezclan en un recipiente con agua. Y luego siguen hacia la prensa, para imprimir el diseño que más les llame la atención de los moldes tallados en madera. Las dos amigas recorren divertidas el espacio inmenso y si siguen por ese mismo salón pueden hacer corazones 3D con la técnica de cartapesta, doblar figuras de origami o encuadernar un libro. Sin embargo deciden salir nuevamente al patio de la vieja estación de trenes Rosario Central, para ir con sus madres a coser, poner puntillas, botones y lanas en la fábrica textil, donde los visitantes van hilvanando una manta hecha de la creatividad colectiva: de la inquietud de los pequeños que hacen, deshacen, investigan y exploran y de los mates adultos, que también se animan a inventar.Ese clima de libertad y tranquila circulación de gente curiosa es el que se respira desde hace 9 años en un predio recuperado del olvido (al igual que toda la costanera rosarina) y devuelto a la sociedad como La Isla de los Inventos, un espacio público de recreación, aprendizaje y encuentro intergeneracional.
La ciudad que ve a sus niños
Varias cuestiones confluyeron para que este proyecto educativo y cultural tomara forma y se consolidara en el tiempo: por un lado, la decisión del ejecutivo municipal en 2003 de poner el énfasis de su acción política en infancia, cultura y la recuperación de espacios públicos; y por otro, que en ese momento existían en Rosario los Consejos de Niños (inspirados en los desarrollados por Francesco Tonucci en Italia), donde se escuchan las propuestas infantiles que pedían por más espacios de juego. Así fue que para esa misma época surgieron también La granja de la infancia y El jardín de los niños, otros lugares públicos para toda la familia. “Es lo que aquí llamamos Tríptico de la Infancia, un circuito pedagógico urbano con el que la ciudad tiene en cuenta a los chicos y sus necesidades –señala Daniela Groppo, sub directora de La Isla de los inventos y agrega que “no están pensados exclusivamente para los niños sino que con ellos como cómplices trabajamos también con los grandes”. La filosofía que sustenta esta propuesta pedagógica se basa en que cuando conocemos ponemos todo nuestro cuerpo en juego, no sólo la mente. Por eso las actividades son vivenciales y permiten también la reflexión. En el espacio infinito, por ejemplo, a quienes ingresan se les invita a pensar qué significa esa palabra, a observar objetos que marcan el paso del tiempo y a mirar dentro de una caja capaz de “atrapar” la eternidad. En la sala de al lado, podemos sentirnos entre las estrellas y aprender que la luz que vemos es de soles que ya no están. Al salir, una serie de frascos negros propone una nueva provocación: oler dentro de cada recipiente y ver a dónde nos lleva el recuerdo del aroma. “¡Es olor a Córdoba, mami!”, dice una nena de 5; la madre huele también y se ríe aprobando el acierto de su hija, que reconoció el olor a naftalina de la casa alquilada en verano.
Pasar la posta
“Uno de nuestros principales objetivos es tender un puente generacional donde niños y adultos puedan compartir actividades”, explica Groppo: “Eso se ve claramente en los espacios de talleres, en las fábricas, que son, por un lado un homenaje al mundo del trabajo y por otro, una excusa para que el tío o el abuelo le explique a su propio nieto y a los otros chicos que él tenía una morsa igual que esa en el galpón de la casa o que era carpintero, y ahí mismo les enseñe a usar la escofina”.
Seguir inventando
Según el equipo directivo, la evaluación de casi una década de trabajo frente a las costas del río Paraná es altamente positiva y de mucho aprendizaje. Y creen que uno de los principales desafíos sigue siendo demostrar que una propuesta de espacio público abierto a ciudadanos de todas las edades puede ser sinónimo de excelencia en la atención y de cuidado estético. A futuro, están las ganas de renovar algunos espacios, para lo que cuentan con el acompañamiento de una de las mentoras de La Isla y actual Ministra de Innovación y Cultura de Santa Fe, la prestigiosa especialista en niños María de los Ángeles “Chiqui” González.
Kermesse cultural
No hay un recorrido propuesto sino una invitación a hacer un viaje eligiendo dónde detenerse y cuándo seguir, con las ganas de dejar sorprender la mirada. En cada rincón, un docente abre el juego para amasar arcilla, coser telas, fabricar juguetes de madera, hacer esculturas en metal, diseñar cuadros, escribir poesía y periodismo, leer o escuchar cuentos, edificar una ciudad soñada, conocer las técnicas del cine, jugar en una plaza de letras o filosofar.
En días de semana reciben visitas de jardines y escuelas y funciona un Centro de Experimentación Docente. Estas vacaciones (13 al 29 de julio) abren de martes a domingos de 14 a 19 hs. El horario habitual es viernes, sábados, domingos y feriados, en el mismo horario. Entrada general $5.-
Más info: (0341) 4802571/4496510 / Corrientes s/n (y Wheelwright Guillermo) Rosario – Santa Fe
losinventos@rosario.gov.ar / www.rosario.gob.ar/triptico
Publicada en revista La Valijita/Billiken, julio 2012.