Música clásica para niños: La vuelta al mundo en un violín

 

Sergio Feferovich lleva la batuta de La vuelta al mundo en un violín, una orquesta de cuerdas que acerca la música clásica a chicos y grandes con calidad interpretativa, calidez didáctica y mucho humor. “Con los clásicos pasa como con las verduras: si los adultos no se las ofrecemos es raro que los niños las prueben solos”.

 

 

Sobre el escenario no hay indicios de que los 18 músicos sentados de riguroso negro frente a sus atriles verdes y dispuestos a ejecutar lustrosos violines, violas, violoncellos y contrabajo vayan a tocar para un público infantil. No hay escenografía, lasers, proyección de imágenes, papelitos de colores, ni seres humanos disfrazados de animales. Y los niños son pequeños, y muchos de sus padres nunca escucharon música clásica pero los llevan guiados por el prejuicio positivo de que “hace bien”.

Entonces aparece el maestro anfitrión Sergio Feferovich (ver recuadro) que presenta a la familia de instrumentos -con bebés, hermanos mayores y abuelos incluidos-, explica de manera clara y entretenida diversas formas de composición para orquestas de cuerdas y nos invita a viajar y reírnos con los sonidos del mundo.

 

Es notable como logran atraer la atención de los chicos con una puesta despojada.

Sí, es mínima a propósito como para que no haya distracción. Si pusiéramos imágenes del mundo mientras tocamos quizás los chicos se irían en mirarlas. No creo que esto sea una carencia sino todo lo contrario: ellos están esperando y como no hay nada, escuchan y ven las cosas que hacemos. Es un volver a las fuentes del teatro donde estamos nosotros actuando (y por supuesto tocando) y apelar a lo que la música permite: que cada uno escuche lo que quiere escuchar y se imagine o sienta lo que quiere sentir. Hay un relato, hay participación del público y preguntas que guía la audición pero la idea es utilizar solamente la música como elemento disparador de un montón de sensaciones que vemos que la gente experimenta.

 

¿Tuvieron que lidiar con el prejuicio de que lo clásico es bueno pero aburrido?

Totalmente, ¡a veces incluso con el de los mismos músicos! Siempre cuento que cuando propuse que incluyéramos el Ave María de Schubert en el repertorio muchos músicos me decían que no iba a funcionar. Y lo que hicimos fue que aparezca una soprano desde el público y comience a cantar. Es el momento de mayor silencio, con gente que se emociona hasta las lágrimas. Creo que esas cosas no ocurrirían si en lugar del Ave María pusiéramos una foto de Schubert o de un paisaje de Viena. Porque es algo tan específico lo que esa obra requiere que es simplemente escuchar.

 

¿Qué criterios tuvieron en cuenta a la hora de seleccionar el repertorio?

El criterio general fue tomar obras de escucha fácil, no muy largas (de hecho en algunas hacemos sólo un fragmento) y medianamente conocidas. Existe música clásica de Stravinsky que puede ser muy interesante de escuchar como primer acercamiento para un chico puede sonar ruidosa y disonante. También que fuera música representativa, que quizás la hayan escuchado previamente, como un vals. Después fue elegir los países (algunos como Inglaterra, Francia, China, Hungría y Austria) y algo de música popular: samba brasilera, jazz norteamericano y tango argentino.

 

¿Sentís que los niños tienen menos pruritos que los adultos a la hora de acercarse a escuchar música clásica por primera vez?

Sin dudas. Mucha gente nos dice que nunca había escuchado y sale fascinada. Parte de nuestro trabajo es generar nuevas audiencias luchando con esa idea fuertemente instalada en el imaginario de que lo clásico me aburre y no me gusta. Y la verdad es que hay de todo. Es más, pueden venir y decir que la música clásica no les gusta pero no antes de venir. Primero hay que conocer y después decir me gusta más el jazz o las canciones de los Beatles. No está mal eso, tampoco decimos que la gente a la que no le gustan los clásicos merece ser exonerada. Pero creo que en la información y en la educación está la clave para elegir en la vida con más criterio. No es lo mismo casarte con tu primera novia que haber tenido varias y elegir a esa.

 

¿Pensás que se pierde algo un niño que no escucha música clásica?

Me parece que se pierde una oportunidad interesante de conocer algo que, sobre todo a esa edad es fundamental. Hay cientos de tests científicos que comprueban que la música de Mozart y los clásicos ayuda a la maduración emocional e intelectual de los niños. Pero más allá de eso, diría que lo que se pierden es la oportunidad de sentir y de escuchar algo que no está al alcance de la mano. Ese es el gran problema de la música clásica, que es algo maravilloso pero hay que dárselos a los chicos porque no circula en los medios a nivel masivo. Es como decir, no sé si un nene en su casa naturalmente va a comer verduras, si no se las das no las va a comer. Me parece que en este caso -aunque es más importante comer verduras que escuchar música clásica- si no le das la opción, si no se la ofrecés, lo pierde para siempre. Y de grande es más difícil quitar ese prejuicio.

 

Pasa lo mismo que con la literatura: yo no leo pero quiero que mi hijo lo haga porque es bueno.

Porque nadie te va a decir que la música clásica es una porquería, todo el mundo te dice “hace bien pero no escucho”. Entonces, está bueno darse esa oportunidad de escuchar por primera vez con los chicos para que no sea sólo un prejuicio sino que vivan la experiencia de que hace bien. Si hubiera más orquestas, más escuelas de música, más conjuntos, la sociedad estaría un poquito más encaminada.


 

Recuadro

Señor orquesta

Actual director de la Orquesta de Cámara de Lanús, de diversos coros y docente de Musicoterapia en la UBA, Feferovich se doctoró en Música en Estados Unidos. Desde 1999 realiza conciertos didácticos para niños de zonas marginadas del municipio donde trabaja. Ver la aceptación de esos chicos fue uno de los motivos para crear La vuelta al mundo… que desde hace 5 años existe como espectáculo. La obra recibió prestigiosos premios nacionales e internacionales y puede verse hasta el domingo 12 de agosto a las 11.30 en el teatro La Comedia (CABA). Más info en www.lavueltaalmundoenunviolin.blogspot.com.ar o por facebook

 

Publicada en revista La Valijita/Billiken (Ed. Atlántida), agosto 2012.